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“Todos los nombres” de Bullón [y los tiempos indelebles de Cunliffe]
Collages de Sonia Cunliffe


Czar Gutiérrez

Fotografía indeleble. El imaginario de Teodoro Bullón Salazar: ese fue el título inaugural de una tríada de muestras con las que Sonia Cunliffe Seoane (Lima, 1966) presentó aquel conjunto monumental al gran público. Por ejemplo, de Nueva York, cuando trasladó la muestra hasta el Blue Door Art Center de Yonkers en 2019. Todo había empezado dos años antes en la Galería Pancho Fierro de Lima cuando, además de las fotos originales, Cunliffe creó el “Muro de los fantasmas”, instalación de adobe que replicaba una de esas ventanas que determinadas comunidades campesinas de Huancayo ornamentan con placas fotográficas de vidrio para proyectar, una imagen espectral en sus reflejos.

Probablemente estos hayan sido los detonantes para que la artista ensaye una tercera incursión en los dominios de Bullón.


Si este ya había sido un inadvertido cultor de la impresión combinada —revelar una imagen con varios negativos—, del trabajo con diferentes niveles de luz antes de su exposición y de otros tipos tempranos de manipulación fotográfica, trabajar otra vez sobre sus paisajes, personajes y otros motivos, puestos en mano de la talentosa Cunliffe, devino en una especie de corolario natural.

Enfrentada al problema del collage, ¿de qué forma dispone los viejos elementos fotográficos hacia la recomposición? ¿Cómo genera el acoplamiento de objetos arrancados de su contexto? Considerando que una fotografía no solo es la representación de un objeto real sino también un signo y un símbolo, el asunto se complejiza. Y entonces se nos revela un diestro manejo de la función sígnica una estricta disposición de los elementos para que funcionen con o sin nexo causal.

Claro, estas son virtudes suficientemente celebradas en una artista especialmente dotada para la investigación, el rescate y la apropiación —recuérdense sus albumes familiares adquiridos en anticuarios, la pareja erótica fetichista que se auto fotografiaba, el archivo cubano de los niños de Chernóbil, el archivo carcelario del panóptico limeño, entre otros—.

Es decir, un nuevo mundo fabricado con premeditación, alevosía y altas dosis de subversión. Para empezar, incorpora puntos de fuga simétricos hasta crear espacios de tres dimensiones sobre una superficie que tiene solo dos. He ahí, entonces, una construcción plástica que repotencia el poder significante de la imagen Creando un horizonte de profundidad que alimenta más la función simbólica que la representativa. Precipita al espectador hacia un mundo onírico altamente seductor.

Para terminar, dos aciertos adicionales: las heridas del tiempo causadas por los desbordes de las capas fotosensibles —el craquelado sobre la gelatina, la descomposición del cristal —sumergen al conjunto en esa melancólica pátina del tiempo pasado. El segundo golpe de efecto será su formato, edificado en forma de pequeñas plataformas móviles —¿un guiño al retablo ayacuchano?— que posibilita una observación mayor, inclusive con lupa. Para redescubrir un sistema de representación espacial donde la imagen fotográfica ya no es fija, es un espacio inestable que desafía toda lógica. Y conduce irremediablemente a un grado de seducción cuyo voltaje solo se puede medir con la intensidad de la poesía.

SONIA CUNLIFFE
Lima, 1966

Artista visual, la mayor parte de su trabajo ha estado relacionado a la fotografía, investigación archivística, apropiación y puesta en valor. Llevó a cabo sus estudios de Artes Visuales y Fotografía en la Escuela Panamericana de Sao Paulo (Brasil), donde fue alumna del prestigioso fotógrafo Otto Stupakoff,
así como estudios de Historia del Arte en el Instituto Tomie Othake e Historia de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno de Sao Paulo. Ha participado en la edición XIV de la Bienal de La Habana con La Encrucijada del hombre nuevo, una utopía vista en el tiempo (2022), en la Bienal Independencia de Cusco, con la instalación La gran Rebelión (2021) y en la Bienale de Fotografía Femenina de Mantua, Italia (2020).
Sus exposiciones más importantes incluyen Documentos Extraviados: niños de Chernóbil en Cuba (III Bienal de Asunción, Paraguay), Vigilar y castigar. Fotografías penitenciarias del siglo XIX (Galería Rafael Pérez Hernando, Circuito de Exposiciones Independientes de ARCO, Madrid), Un hombre y una mujer (Galería Blanca Soto, CEI de ARCO, Madrid), Fotografía Indeleble, el Imaginario de Teodoro Bullón (Galería Municipal Pancho Fierro, Lima), Yeguas del Apocalipsis, Argentinos de París (Fundación Proa 21, Argentina), El Guerrillero Heroico (SIART Bienal Internacional de Arte, Bolivia) y No digas nada de lo que viste ayer noche (Sede de la Divincri del Callao, Perú). Reside en Lima.

 

Fecha

Inauguración: 9 de junio, 12 horas

Temporada: Hasta el 7 de agosto

Horario

De martes a viernes, de 10 am a 8 pm.

Sábados, domingos y feriados, de 10 am a 6 pm.

Lugar

Jr. Ucayali 391, Lima

Ingreso libre (Aforo limitado)

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Actividades del Centro Cultural
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Jr. Ucayali 391, Lima, Perú
204-2658
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Horario
Martes a viernes
De 10 am a 8 pm
Sábados, domingos y feriados
De 10 am a 6 pm
La entrada es gratuita
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