Baldomero Pestana. El ojo certero
Fotografías
Fietta Jarque
Los retratos realizados por Baldomero Pestana (Lugo, España, 1918-2015) tienen un doble valor. Por un lado, representan el descubrimiento de un fotógrafo elegante, agudo y dotado de un estilo propio. Por otro lado, está la valiosa labor documental que realizó al retratar a muchas de las figuras peruanas más destacadas en la literatura, el arte y el pensamiento entre los años 1957 y 1967 en Lima, y posteriormente en París en los años 70.
Una infancia marcada por la pobreza, el abandono y la esperanzada emigración a Argentina con sus modestos parientes gallegos, marcaron el carácter de un muchacho que empezó a brillar recién en su juventud cuando acompañó a un amigo a unas clases de fotografía en Buenos Aires. Siempre se sintió libre, solía decir, al no crecer bajo el control de unos padres. Y así vivió, desde que descubrió al artista que había en él.
Solía distinguir claramente los trabajos fotográficos por encargo –periodismo, publicidad, eventos- de los que hacía para su propio placer. Y es allí donde desarrolla con paciente persistencia una suerte de colección personal de personajes notables. Durante la década que vivió en el Perú fue eligiendo uno a uno a los escritores, artistas, políticos e intelectuales que le interesaban pidiéndoles que posaran para hacerles retratos. Los citó uno a uno, normalmente en su casa o su lugar de trabajo, buscando una composición en la que el entorno dijera tanto de la persona como la expresión de su cuerpo y su rostro. Siempre prefirió el blanco y negro para esas fotografías y alababa la luz de Lima –esa luminosidad que se filtra atravesando la niebla o el cielo casi siempre gris- una luz que baña las estancias y personas y, según él, “redondea los objetos”.
La lista de retratos de personalidades peruanas que nos ha dejado es sorprendente, están prácticamente todos los nombres más relevantes de la cultura del siglo XX. Algunos eran ya mayores, otros muy jóvenes. ¿Quién iba a apostar entonces que esos veinteañeros elegidos para su colección de retratos se convertirían a su vez en grandes figuras del siglo XX? Entre ellos se encuentran José María Arguedas, Ciro Alegría, Martín Adán, Enrique López Albújar, Julio Ramón Ribeyro, Sebastián Salazar Bondy, Blanca Varela, Fernando de Szyszlo, Gerardo Chávez, Cristina Gálvez, Jorge Eduardo Eielson, Mario Vargas Llosa, Manuel Scorza, Alfredo Bryce Echenique, Raúl Porras Barrenechea, Martín Adán y Juan Mejía Baca, por mencionar a unos cuantos.
En esta selección de retratos queda patente que el valor documental iguala en excelencia el valor artístico de sus fotografías. Vale la pena observarlos con calma porque hay un elemento, el tiempo, que atraviesa como una flecha lenta estas imágenes. Trae a la vida a quienes conocemos a través de sus obras y les pone cara, los acerca a los peruanos de hoy. Una manera de reconocer tanto a cada uno de ellos como a la mirada que supo detenerlos para siempre en el momento exacto.
Mario Vargas Llosa
Las fotos de Baldomero Pestana, tomadas en el Perú entre los años 60 y 80, muestran a los más connotados poetas, ensayistas, escritores, artistas e intelectuales de entonces.
En la Lima de aquellos tiempos ser un artista o un escritor equivalía a ser un marginado, un paria, un loco benigno, alguien pintoresco o acaso excéntrico, pero en cualquier caso condenado a la desconfianza y a la derrota. Asumir un compromiso con la vocación iba más allá de seguir un instinto cuyas raíces son profundas e inextricables. Había que ser un guerrero, alguien capaz de enfrentarse a la invisible maquinaria disuasoria, psicológica y moral, que operaba en una sociedad donde la literatura y el arte no cumplían función alguna. (…)
El valor documental de estas foto¬grafías es resucitador pues revive, o debería servir para revivir, el espíritu que impregnó a un grupo de personas que luchó ferozmente por entregarse a su vocación con la generosidad desenfrenada con que uno se enamora por primera vez. (Del libro Baldomero Pestana)